GGQ: «Quería escribir sobre lo que veía dejándome llevar, sin estar sujeto a las normas de ningún género literario»
Con motivo de la publicación de El libro de las distancias Gotardo González Quero ha conversado con Carlos Medel, del grupo Escritores - libros - lectores.
Pregunta. Bienvenido y muchas gracias por la oportunidad que me das a mí y al grupo de Escritores Libros lectores. ¿Quería ser escritor cuando era niño?
Respuesta. No, no que yo recuerde. Creo que es algo que surgió durante la adolescencia, más como una necesidad, o como un impulso, que como una vocación.
P. ¿Estás casado, tienes hijos?
R. Sí, estoy casado y tengo dos hijos.
P. Hay cosas de las que nunca hablas ¿y por qué?
R. La verdad es que no creo que haya algo de lo que no hable sistemáticamente. Al menos de manera voluntaria.
P. ¿Qué piensa tu familia sobre el oficio de la escritura?
R. Mi familia me lee pacientemente y me anima a escribir. Pero no creo que lo vean como un oficio. Para mí es más bien una afición muy intensa.
P. ¿Quién es en realidad Gotardo González Quero?
R. Un tipo al que le gustan los libros, salir a pasear por ahí y que a veces lo cuenta.
P. Supongo que tu familia vive en España. ¿Puedes contarnos sobre tu vida familiar con tu madre y tu padre, tu infancia si no es demasiado intrusiva?
R. Nací en Granada y me crié en el barrio de Cervantes, al sur de la ciudad. Cuando yo era un niño aquello eran prácticamente las afueras de la ciudad y ahora es prácticamente el centro. Vivía con mis padres y con mi hermana pequeña. Creo que de mi madre heredé la curiosidad por los libros y de mi padre la curiosidad por la ciencia. Mi vida sucedía entre el piso en el que vivíamos, el colegio al que iba, que estaba en la misma calle en que vivía, y un Fiat Uno que mi padre compró cuando yo tenía seis o siete años.
P. ¿Podrías contarme cómo empezaste a escribir?
R. Lo primero que recuerdo haber escrito, es una carta a una prima de mi madre: yo estaba aprendiendo a escribir y por pereza quería escribir la carta entera en letra mayúscula. Creo que tendría cuatro años o así. Mi madre me convenció para que utilizara también las minúsculas. Y creo que la vertiente más creativa de la escritura apareció en algún momento durante la adolescencia, a los doce o trece años, quizás a la vez que empecé a escuchar rock.
P. ¿De dónde viene tu afición a la literatura y al vicio de juntar letras?
R. En casa siempre ha habido alguien que leía, que de forma regular se sentaba cada día a leer un rato igual que todos los días se sienta la gente a cenar. Tener un libro entre las manos era algo natural. Aparte de eso, en casa no nos contamos las cosas de forma directa, sino que vamos abriendo ciertos hilos narrativos. A mi madre a veces tengo que decirle “oye, mamá, ve al grano, no te pares en los macguffins”.
P. ¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?
R. No, yo no sé ver la historia sin haberla escrito. Tengo que dar muchas pasadas. Siempre empiezo con unas notas que surgen sobre la marcha en cuadernos o en papeles de propaganda. Parto de una imagen o de una sensación, a veces de una frase. Escribo sin dirección, exploro varios caminos, me dejo llevar… y llegado cierto momento me siento en el ordenador y reordeno, borro, reescribo… para entonces empiezo ya a pensar en la estructura final que tendrá el texto.
P. ¿Cuánto dura tu proceso de documentación?
R. Depende del texto. En un texto creativo, documento lo necesario para darme a mí mismo un contexto sobre lo que estoy escribiendo, un andamiaje que no es necesariamente intensivo.
Sin embargo, mientras escribía El libro de las distancias, al no tener un plazo determinado, sí me permití detenerme mucho en esa fase. Me documentaba antes de viajar y luego, en el lugar que estaba visitando, paraba en las librerías que iba encontrando y buscaba libros locales. En una librería de Ávila encontré un libro, Ávila de Santa Teresa de Jodi Bilinkoff que de otra manera jamás hubiera conocido, no hubiera reparado en él. En Cádiz hay una librería preciosa, la Manuel de Falla, en la fabulosa plaza de Mina, que invita a entrar, dejarse aconsejar para comprar algún libro sobre la historia de la ciudad, y luego salir a sentarse en esa plaza tan bonita a leer sobre la Guerra de la Independencia. Volando a Irlanda iba leyendo sobre la historia del siglo XX y en mis viajes de metro en París, en 2015, leía un libro estupendo que se titula Quinze promenades sociologiques, que compré en una librería en la Rue des Abesses, y me movía por los barrios igual que por sus capítulos. Era de alguna manera intenso y a la vez un deleite, porque leía sin prisa deteniéndome en lo que más interesaba.
P. ¿Qué periodo histórico te resulta más inspirador?
R. Los últimos cien años, porque tienen un valor obvio a nivel personal: es el periodo en el que hemos vivido mis abuelos, mis padres, mis hijos y yo, y es lo que construye mi identidad, la de todos, diría yo.
P. ¿De donde salió la idea para tu novela?
R. En un principio pensé en que quería escribir sobre lo que veía, sobre lo que tenía alrededor, pero dejándome llevar, sin estar sujeto a las normas de ningún género literario. Iba escribiendo a modo de diario, reseñando lecturas… Poco a poco iban surgiendo anclajes, conexiones entre los temas que me interesaban: la historia, la literatura de ficción, la mitología de los sitios que visitaba, etc. Finalmente, con los años, fui perfilando la forma para el libro.
P. ¿Qué te gusta más del proceso de escritura en una obra?
R. De alguna manera es una situación constante de descubrimiento, de modo que es muy satisfactorio. Para mí, escribir implica leer mucho y ser muy cuidadoso con inventar sólo lo estrictamente necesario.
P. ¿Cuál fue su mejor encuentro literario?
R. En relación directa con El libro de las distancias, creo que cualquier obra de Washington Irving. Los cuentos de la Alhambra siempre han estado en mi casa, y están muy presentes en la ciudad Granada, pero cuando empecé a leer Sleepy Hollow o Little Britain vi que había mucho más, y me hizo plantearme cuánto de la Alhambra había en esos cuentos y cuánto de esos cuentos había en mi forma de ver la Alhambra, y por extensión la ciudad en la que me crié. De esas lecturas viene la idea de jugar en El libro de las distancias con los límites entre la realidad y la ficción.
P. ¿Cómo se eligió su editorial?
R. Era la que mejor cuadraba para que el libro, finalmente, se pareciera a lo máximo posible a lo que yo había imaginado.
P. ¿Podría describir su primer encuentro con su primer editor?
R. Todo se ha hecho mediante intercambio de emails, así que no hay mucho que contar. Pero hemos tenido en todo momento una comunicación fluida y una visión clara de lo que tenía que ser este libro.
P. ¿Cómo se hace notar hoy en un mundo de la edición sobre-saturado?
R. Escribo en internet, doy muestras de algunos de los textos del libro. Le hablo a la gente que quiere escucharme y poco a poco los lectores se van acercando. Por suerte, muchos de los primeros lectores que ha tenido el libro en estas primeras semanas a la venta son los que han ido recomendándolo.
P. ¡Sus libros han traspasado las fronteras de la gran España! ¿A cuántos idiomas se tradujeron?
R. A ninguno. Aunque hoy día un libro puede comprarse en todo el mundo, lo que yo escribo está sólo en español.
P. ¿Tienes algún autor favorito? ¿Alguien a quién tengas como referente? ¿Un autor en particular que te inspiró o simplemente te hizo querer escribir?
R. Muchos. Seguramente a quien más he leído y releído ha sido a Antonio Muñoz Molina. Antes mencioné a Washington Irving. Admiro también a Mathias Enard o a Patrick Modiano. Por quedarnos en la prosa, hay muchos a los disfruto mucho leyendo: Cortázar, Auster, Ishiguro…
P. ¿Qué consejo(s) darías a nuestros lectores que sueñan con ser escritores?
R. Que lean. Y que escriban mucho más de lo que están escribiendo ahora. Y que disfruten mucho escribiendo. Pero es que yo no soy nadie para dar consejos…
P. ¿Cuál es la mejor experiencia que has tenido hasta el momento con un lector?
R.Creo que El libro de las distancias es muy especial, muy personal, y mucha gente me ha escrito para decirme que ha sentido que venía de viaje conmigo. Hay muchos lectores se han acercado mucho al libro y yo me estoy sintiendo muy acompañado.
P. ¿El mejor consejo que te han dado como escritor?
R. Que lea.
P. ¿Dónde escribe? ¿En qué momento del día? ¿Cuánto tiempo dedica a escribir?
R. No suelo tener todo el tiempo que me gustaría para escribir, así que lo hago en cualquier parte: en cuadernos en cafeterías, en el metro… El libro de las distancias tiene muchas páginas escritas en aviones y aeropuertos. Pero normalmente la redacción final de un texto la hago en algún sitio preparado como lugar de trabajo, en mi despacho en casa o en alguna biblioteca. Ahora mismo no tengo un horario fijo porque las obligaciones me lo impiden, pero me suele ir bien cuando tengo tiempo para desayunar, caminar un rato, y luego escribir tres o cuatro horas, hasta la hora de comer y otras tres o cuatro horas por la tarde.
P. ¿Cuál es tu opinión referente al panorama actual de la literatura en nuestro país?
R. No tengo una opinión formada sobre el panorama literario. Personalmente, disfruto mucho de unas cuantas novedades literarias al año. Yo diría que en España se escriben muy buenos libros.
P. ¿Piensas que tanto las editoriales como el público están dándole por fin la importancia que se merece a los autores patrios, o por el contrario, siguen siendo un tanto marginados en favor de autores extranjeros?
R. Nunca me lo había planteado, no sé cómo van las ventas en comparación de los unos con los otros.
P .¿Cómo definirías tu forma de trabajar y que criterios sigues a la hora de afrontar un nuevo proyecto?
R. Depende del proyecto surge de una manera o de otra y el enfoque es distinto. No tengo un método como tal. El comienzo siempre es muy subconsciente.
P. ¿Qué es lo que más te ha costado escribir?
R. Hace unos años me propuse escribir la historia de un hombre, un migrante, que viajaba desde Senegal hasta España. Empecé a documentarme, a leer testimonios de gente que había hecho ese viaje, a trazar rutas en mapas, documentar flora y fauna de las zonas por la que pasaba este inmigrante, que era imaginario pero totalmente verosímil. Pero era todo tan macabro, tan espantoso, que me resultó imposible acabarlo y decidí dejarlo un tiempo. No sabía cómo darle al lector esa historia y de momento no he sido capaz de retomarlo.
P. ¿Cómo va la investigación para sus libros? ¿Cuántos antecedentes históricos hay en sus obras?
R. En El libro de las distancias la Historia es muy importante, porque le da al libro un esqueleto de hechos objetivos. Es un libro sobre el presente que no se puede entender sin tener la referencia del contexto histórico del siglo XX.
P. ¿Un video o una canción que te inspire?
R. Escucho mucho rock. En mi formación literaria fue más importante Roberto Iniesta que el libro de Lengua y literatura. Ojalá escribir algo como aquello de “no solo vivo del aire, necesito tu alegría”. Últimamente también he vuelto a escuchar a Carlos Cano.
P. ¿Quiénes son sus compositores o músicos favoritos?
R. Me gustan muchos músicos, no sabría decirte, pero me siento especialmente bien escuchando a Bill Evans o a John Coltrane. Y aquel disco que grabaron juntos Duke Ellington y John Coltrane me sigue gustando mucho. Me gusta escuchar mucho a Enrique Morente también. Y sigo escuchando las bandas que estaban de moda cuando tenía catorce años: Extremoduro, Héroes, Nirvana…
P. ¿Te gusta el cine? ¿Cuál es tu película favorita?
R. Creo que podría citar decenas. Es difícil decidirse por una. Algo relativamente reciente que me ha llegado mucho es Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar.
P. ¿Qué actor o actriz te gusta?
R. Aquí no tengo dudas: mi hijo Óliver, a sus tres años, es el cómico más grande al que he visto actuar jamás.
P. ¿Es usted sensible a la crítica literaria? ¿Qué piensa del tratamiento que le reserva generalmente?
R. No me tratan los críticos, creo que más por suerte que por desgracia. Pero presto mucha atención a la crítica constructiva de ciertas personas cercanas a mí.
P. ¿Qué sientes antes del lanzamiento de una novela? ¿Miedo, alegría? ¿Y después?
R. Es una situación de absoluto pánico. Uno no sabe cómo van a reaccionar los lectores ante eso a lo que se le ha dedicado tanta energía y tanta pasión. En las semanas que pasaron desde que se terminó la maquetación del libro hasta que salió de la imprenta me hice mil preguntas y surgieron mil dudas. Un libro es un pedazo de uno mismo, una forma de desnudarse ante el mundo y da algo de pudor. Puede gustar, puede no gustar, o peor aún: puede que ni siquiera se lea, que no llegues a encontrar lectores.
Por otro lado hay cierta componente de alivio, porque al cerrar un proyecto literario se quema una etapa, se vuelve a la hoja en blanco con aire renovado y se puede empezar de nuevo con el proceso creativo.P. ¿Cuál es tu palabra favorita?
R. Aletheia.
P. ¿Cuál es su comida favorita?
R. Las croquetas, no hay duda.
P. ¿Cuál es el libro que estás leyendo ahora?
R. Releo a Juan Ramón Jiménez. Como ahora tengo poco tiempo, voy picando algunos poemas antes de dormir.
P. Háblenos de su novela “EL LIBRO DE LAS DISTANCIAS” ¿Porque este titulo?
R. Seguramente estaba pensando en Leonard Cohen, que tiene algunos discos que explican en el título la obviedad de que son colecciones de canciones: Songs of Love and Hate, Songs from a Room, Songs from the Road… y pensé que este libro tenía que hacerse llamar “libro” porque de alguna forma, para mí, era un libro definitivo, una forma de cerrar una etapa. Las distancias son la expresión física del proceso de aprendizaje y lo que marcó mi manera de vivir mientras este libro se iba escribiendo, que era una manera nómada, en la distancia, alejado de todo.
P. En pocas palabras, ¿puede contarnos el resumen de esta hermosa noticia? Sin divulgar el contenido, por supuesto.
R. Es una recopilación de artículos y notas de diario que reflexionan sobre diferentes manifestaciones y contextos culturales, contados con la intención de invitar al lector a descubrir a través de la literatura, la historia o a la geografía cercana pero no siempre conocida.
P. ¿Qué le dirás el día que veas a Dios?
R. ¿Dónde has estado todo este tiempo?
P. ¿Algún otro proyecto en preparación? Sobre Egipto? u otra civilización o es un secreto?
R. No, aún no estoy trabajando en nada concreto. Me gustaría dejar pasar un tiempo, dejar atrás este libro y hacer algo diferente.
P. ¿Hay algo con lo que te gustaría terminar al final de esta entrevista?
R. Ha sido un placer. Gracias por haberme dedicado todo este tiempo.